La impresionante demostración de pulso narrativo, audacia, inteligencia y saber hacer que demostró con esta película es sobrado ejemplo de la genialidad de su obra. Sobre cualquier otro aspecto del film, genial de principio a fin, enormemente entretenido, admirable en su contenido, inmenso en su composición, destaca la evidente capacidad de Lubitsch para dominar el espacio fílmico a través de la puesta en escena, el montaje y la impagable labor visual, sazonado además por el imparable ritmo con que elabora todas sus escenas, en ningún caso arbitrarias.Es evidente que la composición del guión jugó un papel imprescindible en todo esto, pero además logró soportar unos diálogos imprescindibles, divertidos, ácidos e inteligentes como apoyo sutil pero demoledor a una crítica mordaz del nazismo, aunque no fuera del todo bien entendida en el momento del estreno. Asimismo, y gracias al trabajo de un elenco magnífico, los actores, tan ágiles y vitales como el propio montaje de la película, logran actuaciones soberbias, al borde mismo de que la sátira se desborde, convirtiéndola así en una película más genial aún.
En este sentido son sin duda, John Benny y Carole Lombard (el matrimonio Tura en la película), el eje sobre el que gira todo el entramado, que solo es aparentemente sencillo. Los celos, la lucha abierta de sexos y el ego vinculado al artista son realmente las columnas de este edificio disfrazado de un elaborado movimiento de resistencia al nazismo. Realmente el interés del director está centrado, como siempre, en las relaciones sentimentales y la tensión sexual y no parece que tanto en la crítica política (las motivaciones del Sr. Tura no están vinculadas para nada en su actitud beligerante con el nazismo, sino por supuesto con los celos y el concepto de sí mismo que tiene como actor; las de la Sra Tura, por su parte, se dirigen a un joven militar coladito por sus huesos). Sin embargo y a pesar de todo teniendo en cuenta estas premisas, la película se convierte en un auténtico canto a favor de la libertad, que como siempre se refleja tan bien, en la vida de la gente del teatro.
historia de Lubitsch
Carole Lombard: María Tura





















