EL MEJOR CINE DE VAMPIROS Y OTRAS CUESTIONES

Este momento tenía que llegar al blog. Vivimos malos momentos para ciertos géneros; lo que en un principio debía ser una fiesta, se ha convertido en una pesadilla, nunca mejor dicho.

Parecía que iniciábamos nuevos momentos de gloria para un subgénero del cine fantástico, el de vampiros, que ha donado a la historia del cine algunas obras maestras desde los años 20. Desde el expresionismo alemán a los grandes estudios de Hoollywood, desde la serie más B a las finas versiones británicas, desde Coppola a Chiquito de la Calzada... nadie parecía cohibirse.

John Carpenter se atrevía como no, a revisitar hace unos años de forma libre el asunto, se establecían nuevas reglas no sin cierto atractivo estético ("28 días de oscuridad" coqueteando con el gore), la TV se ponía las pilas y daba un paso adelante ("True Blood" por ejemplo) y entonces... llegaron unos vampiros adolescentes con el apetito sexual reprimido (¡qué raro! por vampiros y por adolescentes), que lejos de ser agresivos pecan absolutamente de empalagosos y transcendentes (en el peor sentido) y que finalmente, rompen las más mínimas reglas esenciales de cualquier vampiro que se precie (por no entrar a valorar qué pintan los hombrecitos lobos -que estos sean indios, vamos también a pasarlo por alto-): reprimen la sed de sangre humana bebiendo la de inocentes animales (¡qué vulgaridad!), lejos de rehuir la luz del sol ésta les hace más bellos (¡por favor!), separan el amor del sexo (algo ya realmente extraño de por sí, pero inaudito si tienes 17 años y eres un vampiro) y lejos de meterse en una ataud de madera noble aprovechan todo su tiempo a escuchar a Bethoveen y leer a Kant (como si a un NO muerto esto le importara más que un excremento! -qué fino-). En fin, no soy ningún purista, pero las bobadas me repatean y esto de "Crepúsculo", "Amanecer", "Luna nueva" o como se llame, me lo parecen en estado sumo.

Para congraciarme a mi mismo con el género (y a todo el que se apunte), vamos a repasar brevemente las mejores películas que nos ha dejado el "subgénero" de vampiros:

1. Nosferatu de Murnau (1922). No nos vamos a detener en ella, porque ya lo hizo nuestro compañero hace un tiempo y nada de lo que dijo (aquí) ha cambiado. Solo que conste, que tiene que estar.

2. Drácula de Tod Browning (1931) con Bela Lugosi. Ídem que en el punto anterior, el experto ya se manifestó (aquí) y no queremos repetirnos. Imprescindible.

3. Drácula, de Terence Fisher, (1958), Sobre esta película (y toda la saga que generó) sí que no hemos hablado y todo aficionado al cine sabe que Christopher Lee a pesar de habernos regalado un sin fin de personajes memorables, pasará a la Historia del Cine junto a Bela Lugosi, por ser uno de los Dráculas más memorables y reconocidos (interpretó este personaje para la Hammer en 5 ocasiones). También lo hará Peter Cushing como el Van Helsing más "currado" de la multitud de adaptaciones del clásico. Sin duda, el tiempo ha tratado mal a estas joyas, pero en la época sus dosis de erotismo, su gusto por la sangre de intenso color rojo, el auténtico terror que genera alguien como el Sr. Lee con esos inyectados en sangre y su inseparable capa de cuellos apuntados y forro rojo por supuesto, entre otras muchas cosas, son en gran parte las cosas que han conseguido el universo más reconocido sobre el mundo de los vampiros: un drácula que sale de un ataúd rígidamente, los ajos, Van Helsing, las damiselas inocentes reclutadas para la vida eterna. En fin, la apoteosis del cine gótico.

 

4. El Baile de los vampiros, de Roman Polansky (1967). Esta es una de mis preferidas, porque sin renunciar a ninguno de los cánones del género, supuso un punto de vista radicalmente nuevo al mismo tiempo. Quizás se trataba de un sincero homenaje a la Hammer, pero también una simpática sátira de sus vampiros hieráticos, un tanto ridículos a veces, de su erotismo latente (la malograda Sharon Tate, por cierto, está preciosa en este film), de sus transcendentes Van Helsing(s) y cazavampiros -el personaje del propio Polansky en este sentido, es fundamental-, y hasta de su textura, al convertir el color de la Hammer (una mezcla de tonos fuertes con sombras extremas) en una fiesta. 

5. Drácula, de John Badhman (1979). Con Fran Langella. Debemos reconocer que esta especie de vampiro pop nos ha sido descubierto hace muy poco tiempo, gracias a un magnífico post que ya recomendamos del Canal TCM y que también en parte ha inspirado este artículo (aunque de verás lo ha hecho más el éxito de cierta película en taquilla, algo en lo que no nos volveremos a detener). Si Drácula de Fisher era la apoteosis del gótico y más tarde Entrevista con el Vampiro la del barroco... esta es la del POP!

6. Los viajeros de la noche, de Kathryn Bigelow (1987), y Jóvenes Ocultos, de Joel Schumacher (1987). Hemos preferido juntar ambas películas en un solo punto porque a pesar de sus diferencias, evidentes, las dos películas suponen en conjunto un intento renovado de reverdecer el género desde un nuevo prisma, sin duda intencionadamente dirigido al público más joven, por parte de dos directores que comparten generación (la primera, sin duda en imparable ascendencia desde entonces y el segundo, mucho más desinflado). Dicho esto, la primera es una versión del mito vampírico mucho más canalla, seca, dura y radical, mientras que el segundo trabajo es descaradamente más amable, con sentido del humor evidente y complementado con bastantes caras conocidas para el público juvenil de entonces (Sutherland, Patric, Feldman, etc.)

Ninguna es una maravilla, pero si lo comparamos con lo que se está viendo en la actualidad al respecto, son magistrales...

7. Drácula de Bram Stoker, de Francis Ford Coppola (1992). La verdad es que yo soy un poco clásico para esto del cine y eso me hace bastante previsible, pero en mi opinión, esta es posiblemente la mejor adaptación de la novela de Stoker que se ha hecho hasta ahora.

La película, además de una fiel versión (previo filtro del grandilocuente Coppola) de la novela, es un derroche de creatividad y un placer para cualquier cinéfilo. El tremendo oficio y categoría artística de su director se impone en cada momento, apoyado no obstante por un alter ego algo inesperado delante de la cámara en la persona de Gary Drácula Oldman y sin duda también, por la mejor Wynona Ryder que se recuerda, tremendamente sensual y que con toda la lógica del mundo, despreciando a su mojigato pretendiente (Keanu Reeves) para echarse con los brazos abiertos al amor eterno. El gótico más culto al servicio de una historia de amor y sangre impagable, el romanticismo y terror más clásico aderezado de sensualidad y erotismo (no por casualidad aparece la Belluci...)

9. Entrevista con el Vampiro, de Neil Jordan (1994). Sin duda, si antes nos hemos referido al Drácula de la Hammer, Terence Fischer, Christopher Lee y Peter Cushing como la apoteosis del cine gótico, Entrevista con el Vampiro es una orgía de barroquismo. Mucho me temo que en parte por el gusto por el exceso que ambas películas comparten, el tiempo tampoco le caerá bien a esta película, muy buena no obstante a mi juicio. No obstante, las melenas de peluquería no le sientan nada bien al amigo Cruise y el tono del maquillaje y excesos del vestuario a ninguno de los que pasan por aquí. De todas formas, el material del que se partía era de primer orden, la producción de muchos millones, actores de primera fila y un director lo suficientemente arriesgado pero con tremendo oficio. En definitiva, todo apuntaba en positivo aunque nadie pudo prever seguramente que quien fuera a llevarse el gato al agua era una vampirita de 12 años, llamada Kirsten Dunst, capaz de provocar terror, compasión, odio y simpatía al mismo tiempo con su personaje.

Por no demorarnos demasiado, para otro día dejamos la que se montó cuando Anne Rice (autora del libro) se enteró de que Tom Cruise iba a protagonizar la película (ella, que siempre había pensado en... Rutger Hauer!!! -mi querido ROY-).

10. Vampiros, de John Carpenter (1999). Y al menos de momento, nos vamos a detener aquí, en la controvertida película del gran Carpenter, que se asoma al género desde la mayor de las deshinibiciones (como no podría ser de otra forma, tratándose de él y de un género semejante). No cabe duda de que esta película o se odia o se ama, no puede haber término medio. De gamberra, sin gracia, bizarra o spagetti de vampiros se la ha catalogado y ninguna calificativo parece faltar a la verdad. Si en alguien todo esto puede resultar acabando ser un elegio, ese es John Carpenter.

En fin, como decíamos al principio el género parece no agotarse y de hecho, parece más vivo que nunca (a pesar de estar recibiendo ciertas faltas de respeto): la saga Blade desde hace ya unos años, Abierto hasta el Amanecer (la "mejor" vampira de la historia sin duda sale aquí...), 30 días de oscuridad, Van Helsing, Underworld, las infinitas series dedicadas al género... sin duda, merecen quizás un análisis a parte.

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