El sueño, noche tras noche, se repetía.
Todas las mañanas su rostro reflejaba las mismas muecas, los mismos rasgos faciales. La experiencia onírica delataba ante el espejo sorpresa, miedo y al mismo tiempo estupefacción; todo unido a los habituales gestos propios de unos músculos todavía relajados por la quietud de la noche.
Un rostro sin expresión, unas gafas de sol que ocultaban la forma de las cejas, la expresión de los ojos, los pómulos y hasta casi las mejillas. Labios inexpresivos, pequeños e inmóviles; frente grande que parecía aún más grande por la falta de pelo en su cabeza. Una cabeza con poco pelo, pelo negro que contrastaba con una piel blanca y escamada, una piel nocturna, una piel de soledad, piel de miedo.
La figura siempre aparecía con el mismo ritual, reaccionaba ante sus gestos de la misma manera y provocaba a su vez la misma respuesta. Por este motivo, todas las noches, ella acudía a su habitación con la incertidumbre y hasta cierta angustia por ver cambios en sus visiones. No era así, un día tras otro se presentaba en su dormitorio disfrazado de sueño y llamaba al timbre de la puerta. En el trayecto que había desde cualquiera de las habitaciones de la casa hasta la puerta de entrada nunca pasaba por su imaginación encontrarse con alguien que no le resultará familiar: un vecino, un amigo, alguno de sus hijos. Mucho menos, abrir la puerta que separaba su casa del mundo y presentarse cara a cara frente a una persona con estos rasgos. Nunca era capaz de desarrollar cuál era el sentido del sueño ya que se difuminaba justo en el momento en el que ella intercambiaba su mirada con la de él. No daba tiempo a más.
Se podría decir que un rostro sin expresión, vestido con una gabardina que ocultaba todo perfil corporal, unido a lo inesperado de la aparición era lo suficientemente impactante como para recordarlo durante el resto del día. Sólo momentos antes de acabar su jornada de trabajo, era capaz por unas horas de olvidarse de su sueño. El mérito de esta abstracción sólo se podía otorgar al enorme deseo de poner fin a un trabajo cada vez más rutinario y aburrido.
Durante los primeros meses no le dio importancia, era sólo un sueño como cualquier otro, era sólo una mujer que soñaba como lo hace cualquier otra mujer; pero esa noche algo cambió, sucedió lo inesperado. Ocurrió justo en el momento en el que estaba decidida a poner fin y con ello realidad al sueño, justo cuando tuvo claro que debía ser ella quien tomara las riendas de la situación. En ese instante el personaje de gabardina y rostro inquietante reaccionó. Esa noche, el espectro le negó la posibilidad de cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Aquel día Lucía había tenido un día especialmente complicado, a primera hora de la mañana su marido le hizo recordar el tiempo que había pasado desde la última vez que pasó algo diferente en su vida; fue un comentario anodino, sin importancia, pero bastó. Este comentario junto a la llamada del director del instituto de su hijo y las quejas de su jefe sobre las imágenes seleccionadas para la última e inútil presentación que le habían encargado provocaron que el día recibiera la cursi etiqueta de complicado.
Como hacía todas las noches desde veinte años atrás, era el momento de despedirse de sus hijos con un beso de buenas noches. Se iba a la cama. Relajada y con una leve sonrisa en su cara, Morfeo iba preparando su mente para recibir en su casa al señor con gabardina beis.
La secuencia se repetía, Lucía acudía a la llamada del timbre de la casa y se disponía a abrir la pesada puerta de salida, con sorpresa se encontraba al misterioso personaje y se producía el impactante intercambio de miradas. Después de cuatro segundos interminables, en los que tanto uno como el otro esperaban una reacción del ajeno, en el rostro del hombre comenzó a esbozarse una sonrisa, al mismo tiempo adelantaba su brazo izquierdo e intentaba mostrarle a Lucía algo que llevaba en la palma de la mano. Aún no habían intercambiado palabra alguna, hasta entonces todo eran gestos que se colmaban en apenas instantes.
Inevitablemente ella deslizó la mirada hacia la mano que pretendía enseñarle algo, pero sin llegar a identificar lo que esa mano brindaba, oyó la siguiente pregunta:
- ¿Es usted Lucía Moncada?
La voz, la pregunta y hasta el movimiento de unos labios hasta entonces inmóviles le resultaron tan familiares y cercanos que no pudo evitar asegurarse de que era el recién llegado el que le estaba preguntando.
- Disculpe, ¿qué desea? dijo Lucía.
Aquel día Lucía había tenido un día especialmente complicado, a primera hora de la mañana su marido le hizo recordar el tiempo que había pasado desde la última vez que pasó algo diferente en su vida; fue un comentario anodino, sin importancia, pero bastó. Este comentario junto a la llamada del director del instituto de su hijo y las quejas de su jefe sobre las imágenes seleccionadas para la última e inútil presentación que le habían encargado provocaron que el día recibiera la cursi etiqueta de complicado.
Como hacía todas las noches desde veinte años atrás, era el momento de despedirse de sus hijos con un beso de buenas noches. Se iba a la cama. Relajada y con una leve sonrisa en su cara, Morfeo iba preparando su mente para recibir en su casa al señor con gabardina beis.
La secuencia se repetía, Lucía acudía a la llamada del timbre de la casa y se disponía a abrir la pesada puerta de salida, con sorpresa se encontraba al misterioso personaje y se producía el impactante intercambio de miradas. Después de cuatro segundos interminables, en los que tanto uno como el otro esperaban una reacción del ajeno, en el rostro del hombre comenzó a esbozarse una sonrisa, al mismo tiempo adelantaba su brazo izquierdo e intentaba mostrarle a Lucía algo que llevaba en la palma de la mano. Aún no habían intercambiado palabra alguna, hasta entonces todo eran gestos que se colmaban en apenas instantes.
Inevitablemente ella deslizó la mirada hacia la mano que pretendía enseñarle algo, pero sin llegar a identificar lo que esa mano brindaba, oyó la siguiente pregunta:
- ¿Es usted Lucía Moncada?
La voz, la pregunta y hasta el movimiento de unos labios hasta entonces inmóviles le resultaron tan familiares y cercanos que no pudo evitar asegurarse de que era el recién llegado el que le estaba preguntando.
- Disculpe, ¿qué desea? dijo Lucía.
En ese preciso momento el sueño se desvaneció junto a la fingida necesidad fisiológica de aliviar la sequedad de su boca. Ya despierta, tuvo la definitiva certeza de saber quien era este hombre, por que se presentaba una noche tras noche en sus sueños y lo que era más importante para ella en ese momento, cual era el mensaje que transportaba.
Por la mañana, todo era nuevo. Todo.
7 comentarios :
Hostia Gunde, me has dejado anonadado, cuando menos patidifuso, qué misterio , que incertidumbre, quíen será ese señor y que mostrará en la palma de su mano. Me ha sorprendido gratamente Sr. Gunde, creo que usted y yo tenemos algo en común, no se qué es pero algo hay eh, algo hay. Con dios
Impresionante Gunde, y por cierto, estoy de acuerdo con yoyayoyyaya, porque desde el principio he pensado que era él quien escribía. Hacéis un buen equipo, este blog tiene todo mi respeto e interés. Por cierto, nos tienes que contar qué tenía en la palma de la mano, sobre quién era, tengo mi propia opinión....
Gracias por los comentarios. Lo importante es que lo que se escriba guste.
Miyagi dijo:
Joder, ¡¡¡qué guapo!!!
Pero esto es como escuchar el himno de la champions y que te codifiquen el partido.
Quiero una segunda parte. Y no me vale eso de las segundas partes malas.........mira George Lucas. Y quien es ese tio comparao con Gundemaro. Ponte a ello.....con tiempo y cuando venga la musa.
Soy yo otra vez, o se que juegas al despiste brother, yo todo el tiempo pensando que ésta era la primera de una serie , o al menos de dos y ahora me voy a quedar con la incertidumbre de no saber que le lleva en mano?. Vamos hombre.
En mi opinión creo que es la muerte y en la mano lleva un pase de visitas al otro lado del lago negro lago blanco, lo que no se es si el personaje volverá de el otro mundo para vengarse de su jefe hijoputa que le mandaba hacer presentaciones absurda.También tengo otra teoría, el origen de un cambio en su vida, ¿nos tienes algo que contar Gunde?
Compañero YOYAYOYYAYA, mi idea era dejar abierto a la interpretación de cada uno loqué pasa por la cabeza de Lucía, también lo qué representa el personaje de su sueño y también qué representa el repentino cambio en su sueño. Cada uno que lo adapte a su relato.
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