31 marzo 2008

MATAR UN RUISEÑOR

MATAR UN RUISEÑOR. To Kill a Mockingbird
USA. 1962. 129’ B&N
Robert MULLLIGAN


La elección de Matar un Ruiseñor como punto de partida de esta nueva experiencia, no es lógicamente casual. Es en primer lugar y sin duda, una obra maestra sin paliativos y en segundo lugar, se cuenta entre el gran número de películas imprescindibles para mí; sin embargo, no es la mejor de las obras maestras, ni la primera de mis predilecciones.

Pero si consideramos además de sus ejemplares valores como obra cinematográfica y ligados a los mismos, su esencial e indispensable humanismo, la ejemplar lección pedagógica que supone, la sutilidad y elegancia de su mensaje y en definitiva, la persistencia de éste aún en nuestros días, podrá comprenderse como decía, que la elección no es casual: espero que se entienda como una declaración de intenciones (como diría un mucho más contemporáneo personaje cinematográfico)
[1] de la utilidad y espíritu de esta puerta que abro para que pueda conocerse mi universo cinematográfico y racional (que no espiritual).

En resumen, es una preciosa película, magistral obra de arte y ejemplar lección de pedagogía. Un film jalonado de grandes nombres que en muchos casos, en aquel momento lanzaban su carrera (excepto el ya sobradamente reconocido Gregory Peck): Mulligan, su primera película verdaderamente importante (hacía la quinta en su filmografía); Pakula con su segunda producción; Foote, su segundo guión; Robert Duvall, su primera aparición en el cine.

Mulligan lo aprendió todo en la TV, como muchos de los mejores directores o más famosos de su generación (Penn, Lumet o George Roy Hill, por ejemplo) y aunque como todos ellos cuenta con una filmografía desigual en cuanto a interés y calidad –característica que le/s distingue/n de los grandes maestros, de lo que prácticamente todo es importante-, sí puede presumir de varios hitos imprescindibles en su escasa carrera, entre los que destaca sin duda Matar un Ruiseñor (aunque otros citaran en todo caso, esa especie de apología de la adolescencia, titulada Verano del 42). No obstante, el perfecto clasicismo formal y de estilo, así como la cuidada composición de los personajes, con atención especial a la construcción de los protagonistas, hacen este film digno de una Cinemateca esencial.

Pakula por su parte, que trabajó reiteradas veces con Mulligan (le produjo 7 películas de forma consecutiva), comparte sin duda intereses y universos cinematográficos con el director, dado que compartieron evidentes paralelismos y coincidencias en el modo de entender el cine que hacían, uno como productor y el otro como director, hasta que el paso a la realización de Pakula centró definitivamente su trabajo en su obra personal. Ésta cuenta también con películas muy interesantes, aunque ninguna al nivel de la que nos ocupa, pero de las que se podrían destacar Klute, Todos los Hombres del Presidente (la famosa película del caso Watergate con Redford y Hoffman) y La Decisión de Sophie (la que personalmente más nos gusta), por encima de sus éxitos más recientes: Presunto Inocente o El Informe Pelícano, por ejemplo.

En cuanto a Horton Foote, comentar que este guión, basado en una novela original de nada menos que Harper Lee, le convirtió en guionista y escritor de prestigio (no obstante, además de a Lee, Foote ha sido capaz de adaptar para la pantalla nada menos que a John Steinbeck y William Faulkner, es decir a los autores imprescindibles de la literatura americana del siglo XX). Además ha sido un escritor de éxito; su novela La Jauría Humana se convirtió en un Best Seller y fue inmediatamente adaptado al cine por nada más y nada menos que Lillian Hellman
[2], en una versión un tanto fallida aunque muy interesante protagonizada por un plantel de lujo (Brando, Redford, Jane y Fonda y Angie Dickinson), dirigida por Arthur Penn y producida por Sam Spiegel[3]. No ha dejado de realizar guiones desde entonces.

Asimismo, comentar como hemos mencionado más arriba, que nos encontramos en este temprano film con la primera aparición del grandísimo Robert Duvall en la gran pantalla. Sin duda, su carrera es impecable y se trata sin duda, de uno de los mejores actores de la actualidad, desgraciadamente demasiado centrado en papeles secundarios que no obstante le permiten destacar en la gran mayoría de las veces, sobre las estrellas que protagonizan las películas en las que participa. Solo Gene Hackman, de su generación, puede considerarse a la altura de este gigante, que nos ha dejado interpretaciones tan imprescindibles como la del hijo adoptivo y consigliari de Don Vito Corleone, el coronel surfista de Apocalipse Now, o la que realizó para el film Tender Mercies por la que ganó el Oscar (tras tres nominaciones anteriores) y para la que curiosamente escribió hasta la canción y que cuenta con un guión firmado precisamente por Horton Foote. Hacer relación de sus películas sería digno de un capítulo aparte, dada la importancia de sus trabajos y de los directores y profesionales con los que ha colaborado. Creo que tendremos tiempo para hacerlo en otro momento.

En todo caso, la carrera de cada uno de ellos se vería definitivamente lanzada por el éxito de crítica y público de la película, pero sobre todo en gran parte gracias al reconocimiento de los Oscars: 8 nominaciones (película, director, actor principal, actriz secundaria, guión adaptado, música, dirección artística en blanco y negro y fotografía) y tres premios (actor, guión y dirección artística).

Sin duda, aparte de la sensibilidad, ternura, ritmo y plástica que transmiten cada una de sus imágenes, merecen una mención especial las interpretaciones y sobre todas ellas, la de una naturalísima niña llamada Mary Badhman en una actuación genial, y de un sobresaliente Peck, que con una trayectoria envidiable redondeaba su carrera con la creación de este abogado humanista y padre ejemplar, por el que logró el único Oscar de su carrera, luchando ese año, nada más y nada menos que con Jack Lemmon (Días de Vino y Rosas), Burt Lancaster (El hombre de Alcatraz), Marcelo Mastroianni (Divorcio a la Italiana) y Peter O’Toole (Lawrence de Arabia)... Impresionante, pocas finales tan apretadas pueden haber habido en la historia de estos premios.

Como se ha comentado, la dirección artística de este film fue galardona asimismo con el Oscar. Sin dudar o valorar la idoneidad del premio en comparación con sus adversarios ese año –ya conocemos todos las justicias a las que nos tienen acostumbrados nuestros amigos de Hoollywood- es una evidencia que la puesta en escena en conjunción con la perfecta fotografía en blanco y negro, con un constante y controlado uso de las sombras, y el dominio absoluto de los movimientos de cámara con el que nos deleita el director, hacen de esta película un ejemplo perfecto del cine total y del más adorable clasicismo. No obstante, es necesario recordar que es Alexander Golitzen quien está detrás de este apartado y aunque no queremos dar mayor importancia de la que realmente tienen, en su carrera consiguió 14 nominaciones a los Oscars y 3 premios, aunque lo más importante es que trabajos suyos fueron por ejemplo, Carta de una Desconocida, Sed de Mal, la original El Cabo del Miedo, Espartaco, y posiblemente un centenar de películas más. Un Curriculum, en suma, impresionante.

En todo caso, todas las escenas del juicio son ejecutadas con absoluta racionalidad, ninguna toma o movimiento es caprichoso y todo ellos consiguen una comprensión, a veces inconsciente, del espíritu, pensamientos y sentimientos que se quiere dar a cada momento y personaje. Pero sin duda, uno de las escenas imprescindibles y más gloriosas de esta preciosa película es aquella en la que el director nos muestra la vital conversación que mantienen los dos niños en su habitación antes de dormir desde dentro mismo del cuarto, para posteriormente arrastrar la cámara hacia atrás, sacarla por la ventana y encuadrar a Gregory Peck, sentado en el balancín de su porche, desde donde ha escuchado todo lo que sus hijos han dicho; con esta pasmosa sencillez, Mulligan consigue que comprendamos todo sobre estos tres personajes, sin tener que contar nada más sobre su pasado, su presente y su futuro. Digno de mostrarse en las escuelas de cine y enseñar no solo dirección artística, sino también sobre el uso de la fotografía, guión, puesta en escena, dirección e interpretación… como mínimo.

FICHA DE LA PELÍCULA

Productor: Alan J. Pakula
Director: Robert Mulligan
Guión: Horton Foote, basado en una novela de Harper Lee
Fotografía: Russell Harlan
Montaje: Aaron Stell
Música: Elmer Bernstein
Dir. Art.: Alexander Golitzen, Henry Bumstead
Vestuario: Rosemary Odell, Viola Thompson
Makeup: Bud Westmore

Gregory Peck: Atticus Finch
Mary Badham: Jean Louise "Scout" Finch
Phillip Alford: Jem Finch
John Megna: Dill Harris
Frank Overton: Sheriff Heck Tate
Rosemary Murphy: Miss Maudie Atkinson
Ruth White: Mrs. Dubose
Brock Peters: Tom Robinson
Estelle Evans: Calpurnia
Paul Fix: Judge Taylor
Collin Wilcox Mayella: Violet Ewell
James Anderson: Bob Ewell
Alice Ghostley: Stephanie Crawford
Robert Duvall: Arthur "Boo" Radley
Kim Stanley: Narrador


[1] Aunque posiblemente en la actualidad solo se reconozca a Jerry-Tom MacGuire-Cruise detrás de estas palabras, alguno un poco más avispado habrá recordado que algo parecido comentaba en su momento Ciudadano-Orson Kane-Welles.
[2] Lillian Helman, es una de las guionistas fundamentales de la historia del cine. Sus colaboraciones con William Wyler son imprescindibles (escribió cuatro de sus mejores películas) y aunque su carrera no fue prolífica, su importancia en Hoollywood es de primer orden. Inmersa de lleno en problemas con el Macartismo, para más INRI estaba casada con Dashiell Hammett uno de los profesionales del cine que más sufrió con la persecución de izquierdistas en el Hoollywood posterior a la II Guerra Mundial, Hellman escribió una especie de alegato autobiográfico de esos días, que es imprescindible para conocer el período y que tituló Tiempo de Canallas.
[3] La importancia de Spiegel como productor puede comprenderse rápidamente si enumeramos como pequeño ejemplo, alguna de las joyas de cuyo presupuesto y proyecto fue responsable: La Reina de África, La Ley del Silencio o Lawrence de Arabia (¡).








1 comentarios :

Impresionante arrancada de Blog amigo, a ver que tal se nos da a los demás. Después de tus recomendaciones la ví hace poco más de año, desde luego mientras la estás viendo te das cuenta de todo el trabajo que hay por detrás, todo parece trabajado de una forma laboriosamente natual, como navegando en una estanque de aguas apacibles parecen desarrollarse los acontecimientos y los diálogos. Sin embargo he de decir que no la ví en las codiciones idóneas, me gustaría sacar tiempo para verla de nuevo. Con dios

PARTICIPA